Desde que volvió la presencialidad a los eventos y encuentros profesionales, el debate se ha centrado en la necesidad de apostar por un formato híbrido para lograr el éxito. Algunos de estos formatos nos han sorprendido, nos han parecido interesantes o, en ocasiones, insuficientes, pero es una obviedad que han llegado para quedarse.

Sin embargo, también es bastante evidente que no vamos a sorprender a nuestro público con un evento híbrido. Por regla general, todo el que asiste a un evento, o tiene intención de hacerlo, da por hecho que tendrá versión en streaming. No es innovador ofrecer una experiencia virtual, los asistentes no lo agradecen, más bien lo exigen. Una vez superada esta reflexión, ¿dónde tenemos que poner el foco? ¿Cuál es la clave del éxito de un encuentro profesional? Hasta ahora, nos hemos centrado más en el formato, cuando en realidad solo es un canal más que nos ayuda a potenciar lo que realmente importa: el contenido.

Al enfrentarnos a la organización de un evento, será fundamental centrar las energías en el trazado de una estrategia de contenido creativa que aporte valor real y sea transversal. Pondremos a las personas en el centro, entenderemos las necesidades de nuestro público objetivo y valoraremos más la calidad de los asistentes que la cantidad. Para construir esta estrategia, la creatividad se convertirá en la mejor aliada. Desde el formato que elegimos como concepto para nuestro evento hasta lo que ofrecemos en el catering, cada detalle debe estar impregnado de la vocación creativa, siendo esta la única forma de sorprender a nuestro público.

¿QUÉ SIGNIFICA SER CREATIVO EN UN EVENTO?

Utilizar la creatividad en cualquier proceso es la mayor ventaja competitiva de cualquier acción, la organización de un evento profesional no debe ser menos. En primer lugar, debemos ser creativos con el contenido que ofrecemos. Como hemos comentado, esta será la piedra angular del encuentro, por lo que merece la pena dedicar un tiempo considerable a crear contenido de calidad, innovador y con una aportación real a nuestro público.

Una vez tengamos claro lo que vamos a ofrecer, es decir, el motivo real por el que decidimos convocar a un grupo de personas, trasladaremos la creatividad al resto de procesos. Elegiremos un formato adaptado a los nuevos tiempos, que será creativo desde la base, muy ligado a los principios de experiencia de usuario y cuidaremos cada elemento de difusión.

Esto no supone un cambio de paradigma, es una práctica que ya debería estar instaurada en la organización de eventos como lo está en otras muchas áreas del marketing y la comunicación. Sin embargo, nos hemos detenido en ella exponiendo una necesidad del sector, que ha centrado el debate en los formatos dejando a un lado, en la mayoría de los casos, la base de todo el proceso. Hace unos días leí que los eventos sostenibles estaban de moda y pensé que solo la creatividad podría salvarnos del tremendo error en el que estamos cayendo. Los procesos creativos nos ayudan a incorporar la sostenibilidad desde la base, como principio no como valor añadido. No seremos más exitosos por ofrecer un evento híbrido o sostenible, solo aportaremos valor cuando pongamos el contenido en el centro y la creatividad sea nuestra acompañante en todos y cada uno de los procesos.