Nº 286

Porque fue la gallina de los huevos de oro de Andalucía, por su elevado impacto en el PIB y en el empleo y por su enorme efecto de arrastre en la industria, el sector de la promoción inmobiliaria sigue generando mucha expectación en nuestra región. Quizás por eso se magnifica cada síntoma –aunque leve– de su recuperación, sin ser ésta del todo efectiva. Los expertos, aunque optimistas, piden prudencia.

Promoción inmobiliaria y construcción han formado durante décadas un sólido tándem que llegó a representar más del 14% del PIB y a generar 480.000 empleos. Pero su comportamiento procíclico, que lo llevó a lo más alto durante la etapa expansiva de nuestra economía, también provocó que este macrosector se derrumbara cuando se inició la crisis a finales de 2007, socavando a muchas empresas y a más de 300.000 empleos.

La actividad tocó fondo en 2014, coincidiendo con el inicio de la recuperación económica, y a partir de entonces se aprecia un aumento significativo de la demanda residencial, los precios han frenado su caída y comienzan a repuntar las ventas, reduciéndose bastante el notable stock residencial acumulado en los últimos siete años. También han evolucionado al alza los proyectos visados de nueva edificación y, en menor medida, de rehabilitación, aunque habrá que esperar todavía algún tiempo para comprobar la solidez de esta tendencia.

Alicientes no le faltan, pues es evidente el crecimiento del empleo y de la renta familiar, el mayor número de turistas y el crecimiento del crédito hipotecario –el Euribor está en mínimos históricos, por debajo del 0,1%, lo que favorece una rebaja de las restricciones en el acceso a la financiación–. Asimismo, también contribuyen a esta esperada recuperación del sector la inversión extranjera, principalmente a través de fondos internacionales, y las socimi nacionales, que en parte también se nutren de fondos extranjeros, aunque en Andalucía no tienen mucha presencia.