La provincia de Málaga es uno de los destinos preferidos de la geografía andaluza, tanto por sus costas como por el interior y por sus buenas infraestructuras de comunicaciones. Y en la capital acaba de inaugurarse el metro, una inversión que supera los 700 millones de euros y se considera la obra pública más importante de Andalucía.

Apura el verano sus últimos días y Málaga sigue sacando el mayor jugo posible al sector servicios, al turismo, su puntal más importante, que junto al incremento de la demanda está impulsando el crecimiento económico de la provincia. La plaza malagueña ya registró en 2013 un comportamiento algo mejor que la media andaluza, decreciendo su PIB un 0,9% frente a la caída del 1,3% experimentado a nivel regional. Todo apunta a que este año el crecimiento será en positivo, sostenido por el incuestionable turismo, que lleva 70 años siendo el motor económico de la provincia, y apoyado también por el sector agrario y una pujante industria tecnológica.

Nueve son las comarcas que jalonan la provincia de Málaga: Antequera, Axarquía-Costa del Sol, Costa del Sol, Guadalteba, Málaga-Costa del Sol, Nororma, Serranía de Ronda, Sierra de las Nieves y Valle del Guadalhorce. Entre todas ocupan una superficie de 7.306 km² y agrupan a 101 municipios que suman más de 1.650.000 habitantes –censo de 2013–, siendo Málaga la segunda provincia más poblada de Andalucía y la sexta de España.

Una población que se multiplica en los meses estivales por la llegada de miles de turistas, seducidos por las numerosas playas y por los atractivos que también ofrece el interior y otros segmentos como el golf, el patrimonio cultural y la marca Marbella, que está impulsando el turismo de lujo. Málaga tiene capacidad suficiente para atender la demanda turística, pues cuenta con 174.000 plazas en hoteles, apartamentos y alojamientos rurales reglados.

Por segmentos de actividad, es progresivo el crecimiento de la industria agroalimentaria, la ferroviaria, la aeronáutica, la energética y la tecnológica. El sector agrario crece, impulsado por la creciente importancia nacional e internacional de los aguacates de la Axarquía, el vino de la Serranía de Ronda, el aceite de Antequera o la carne de cerdo y los cítricos del Valle del Guadalhorce.