Conseguir que una marca se convierta en una experiencia única para el usuario es la clave del denominado Brand Experience y consiste en provocar emociones, sentimientos o alguna vinculación que fidelice al cliente y lo convierta en prescriptor. No obstante, en este proceso no siempre influye el producto, sino que hay que sumar su envoltorio, es decir, el packaging en el que lo presentamos.
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El 70% de las decisiones de compra se toman de forma impulsiva, por ello, hay un amplio margen a la hora de posicionar nuestra marca en el carrito pero más aún cuando se trata de un alimento básico y de calidad, como es el caso de Montebella, el aceite de oliva con el que Avanza Packaging va a sorprender en el lineal del supermercado.
Partiendo de la premisa de que un diseño diferente y atractivo puede ser el detonante en el proceso de decisión, Montebella decidió confiar en Avanza Packaging para otorgarle un papel esencial gracias a su experiencia tanto en diseño como en envases.
Así surgió la colaboración entre Montebella y Juvasa-Avanza Packaging para enamorar al consumidor. Montebella confió en Avanza gracias a otro cliente satisfecho con los servicios que enseñó su diseño al empresario y éste quedó interesado en conocer más sobre su trabajo.
La relación comenzó con el asesoramiento sobre un proyecto con el que Montebella tenía problemas para aplicar técnicamente su gráfica ya creada en una botella estándar anterior pero se afianzó a medida que fueron profundizando en mejores gráficas, estética, diseño y producto global: Avanza Packaging presentó una propuesta que les cautivó.
Teniendo clara la tendencia actual en la que el aceite de oliva se ha instalado como alimento indispensable en cualquier cocina del mundo, había que conseguir un papel diferenciador que aportase valor añadido ante la alta competencia entre fabricantes en el lugar de venta. Esto se tradujo en un elemento fundamental: el envase.
El aceite de gran calidad de Montebella necesitaba un envase acorde a sus características que además recrease la cultura mediterránea y andaluza. Por ello, se ha elegido este diseño con elegantes texturas de las hojas de los olivos que ofrecen colores y matices muy atractivos con reminiscencias al origen vegetal y natural del aceite.
Para plasmar esta idea en el producto se ha optado por una botella pintada a la que se le aplica la técnica de la serigrafía para conseguir la decoración completa del envase.
Sobre esta serigrafía solo se ha colocado una pequeña etiqueta en la parte posterior con la descripción del producto y la normativa acorde a cada país en la que vaya a comercializarse.
El resultado es un envase sencillo y elegante que destaca en el punto de venta y se diferencia por su belleza natural, líneas suaves y material resistente. Su diseño hará que cumplir con la normativa de restaurantes por la que no se puede rellenar las aceiteras no sea un problema para los establecimientos, sino una garantía de éxito ante el consumidor.