Sara Rubio | Customer Success Manager en INNN

Con sólo leer el nombre, ya nos podemos hacer una idea del principal beneficio de utilizar una metodología ágil en la empresa. Para quien, gracias a este artículo, es la primera vez que
escucha este término, vayamos al origen y a ahondar un poco más en el significado, así como en las ventajas que podemos sacar con su implantación en una sociedad empresarial.

Aunque el origen de estas metodologías lo encontramos en los años 50, basadas en el lean manufacturing; podríamos decir que su fecha de nacimiento no es hasta el 2001. Es en este año
cuando se publica el Manifiesto Ágil: documento de un grupo de programadores que buscaban un cambio en la manera de desarrollar el software informático, alejado de los rígidos modelos
tradicionales.

Cualquier empresa que establece en su día a día el método scrum, kanban, Extreme Programming XP o cualquiera de estas metodologías, es porque persigue ahorrar en tiempo y
costes, aumentar la productividad y mejorar la gestión de recursos. Uno de los puntos más importantes a tener en cuenta es la implicación del equipo. Es primordial, para que esto funcione, que contemos con un personal con la mente abierta, que sea responsable de sus tareas y que quiera ayudar a la entidad a conseguir estos objetivos.

En sus inicios, esta forma de trabajo estaba más ligada a empresas tecnológicas y de desarrollo, pero hoy día se ha demostrado que se puede adaptar a casi cualquier tipo de sector y
tamaño, desde grandes empresas como Google a pymes o startups. Un ejemplo de ello, es el que vivo en primera persona con la implantación de kanban en INNN, agencia creativa digital en la que trabajo. Además, cuando hablamos de pyme, aún se puede sacar un mayor beneficio, especialmente en la gestión de proyectos complejos o mejorar procesos internos. Si a todo esto, le sumamos la nueva realidad donde el teletrabajo se ha impuesto en nuestro día a día, usar estos métodos se presentan como solución para los nuevos modelos de negocio.

¿En qué beneficios se traduce la adopción de esta metodología? De forma más concreta: aporta flexibilidad en la gestión de proyectos, incrementa la eficiencia durante el proceso de
producción, mejora la competitividad y productividad, optimiza la gestión de equipos, flexibiliza en la planificación de los proyectos… y todo unido a una mayor creatividad. Todas estas mejoras
tienen, sin duda, un claro efecto en la cuenta de resultados.

Una vez que se decida internamente llevar a cabo esta transformación, el siguiente paso es decidir qué software, de todos los que existen, va más acorde a las necesidades de la empresa.

Entre los más conocidos podemos encontrar a Jira. Trello, en su versión menos compleja, es elque recomiendo para empezar a tomar contacto con estas metodologías. También son muy
utilizadas Asana (que es la que implantamos en INNN), Monday o Billage. Lo importante: todas cumplen el objetivo principal de control y gestión de proyectos.

Formación e implicación, las claves para implantar con éxito metodologías ágiles

Y para finalizar, me gustaría dejar algunos consejos y recomendaciones para las compañías que os decidáis a lanzaros a esta transformación: lo primero, es tener claro que implica un cambio
interno a todos los niveles, por lo que requiere de un tiempo de conocimiento, formación y adaptación. Es primordial contar con un equipo implicado, comprometido y que esté dispuesto
a hacer esta evolución. Será mucho más rápido si se cuenta con alguien (interno o externo) que tenga conocimiento de este tipo de metodologías y que haga de guía para esta
implementación.

Aunque al principio pueda parecer algo muy complejo, lo cierto es que, una vez integrada en la empresa y adoptada por equipo, no hay vuelta atrás, esta nueva forma de trabajo ofrece
resultados rápidos, directos a la cuenta de resultados.