Enrique Fernández

Con aquella frase de ‘Si quieres puedes’ pensábamos que teníamos ganada la batalla a los desafíos diarios de nuestra gran profesión: la organización y producción de eventos. Nuestra realidad ahora es bien distinta: queremos, pero no podemos. Y queremos desde marzo de 2020, pero no nos han dejado. Es más, nos han castigado.

Si hay un sector abatido desde el inicio por esta situación de pandemia que vivimos es el de los eventos. El distanciamiento social afecta directamente a la naturaleza de este negocio, que pretende reunir a un buen puñado de personas entorno a un tema, sea cultura, formación, presentación de un producto o una cita anual del sector que corresponda. Esos conceptos, prohibidos desde entonces, han dejado de existir: viajar, alojarse, reunirse o comer. Vamos, lo que viene siendo un evento con todos sus ‘avíos’.

Hablar de turismo de reuniones en España (previo a esta terrible pandemia) es hablar de una actividad capaz de generar un impacto de casi 7.000 millones de euros anuales, perfectamente justificados con más de 26.000 reuniones celebradas capaces de mover a más de cuatro millones y medio de participantes. La buena oferta de los destinos españoles, sus comunicaciones (y la apuesta de las aerolíneas) y las acciones emprendidas en eventos internacionales han permitido que además, de forma especial, Andalucía esté perfectamente posicionada para ser protagonista del turismo de los profesionales.

Desde Andalucía, precisamente, y más concretamente desde Sevilla, nos unimos a través del asociacionismo existente y con nuevas plataformas con el claro objetivo de tener voz, de dar visibilidad y de ser agentes del cambio en estos tiempos tan complejos para nuestro sector, que debe despuntar por un turismo profesional de calidad además del ya existente de playa, sierra, golf o gastronomía.

Castigo, eso es lo que hemos tenido. Un castigo impuesto encima a un sector altamente especializado en generar entornos seguros, en garantizar la mejor de las limpiezas en los espacios que ocupa, en llevar “de serie” la gestión de grupos, de transportes y de aforos. Y ni siquiera se nos ha consultado cómo poder hacer eventos en esta nueva realidad. Sencillamente se nos ha encerrado en casa, se han solucionado miles de eventos con unos ordenadores con webcams y, por supuesto, se han disparado las opiniones respecto a este tipo de eventos que intentan hacer sombra al mundo presencial.

El castigo ha sido severo, lo sigue siendo y puede que sea así durante mucho más tiempo a menos que las autoridades competentes se sienten con los representantes de las principales asociaciones del sector profesional y dialoguen al respecto con fechas y planes detallados. Es necesario recordar los miles de profesionales invisibles que trabajan en el sector, además de agencias, y que son los que hacen posibles experiencias únicas y de alto impacto para nuestra tierra.

A ver si nos levantan el castigo. Que ganas no nos faltan. Prometemos hacerlo bien… o mejor dicho, como siempre.

Enrique Fernández, CEO Eferson
www.eferson.es