El pasado 28 de enero ha quedado presentada la gran exposición para el invierno y la primavera en el Centro Cultural de CajaGranada Fundación, en colaboración con la Fundación Cajasol: ‘Inéditos del Barroco granadino’, una exposición única y nunca vista hasta la fecha, basada en piezas de coleccionistas privados jamás antes expuestas salvo dos de ellas, lo que le otorga una dimensión muy especial y singular.

La exposición está conformada por catorce esculturas y trece pinturas, todas ellas del siglo XVII, excepción hecha de la primera escultura de Pablo de Rojas, datada a finales del siglo XVI. A la exposición se une la edición de un catálogo con estudios técnicos que arropa novedades de atribuciones y el descubrimiento de piezas prácticamente desconocidas por los estudiosos.

La muestra, que estará abierta hasta el 11 de abril, fue presentada a los medios de comunicación por la presidenta y el director de CajaGranada Fundación, María Elena Martín-Vivaldi y Fernando Bueno, respectivamente, y el comisario de la exposición, J. Javier Gómez Jiménez.
Antonio Pulido, presidente de Fundación Cajasol, no pudo desplazarse finalmente a Granada por la situación de la Covid-19, que aconseja no hacer desplazamientos entre provincias.

El presidente de la Fundación Cajasol, Antonio Pulido, ha destacado que «es un orgullo continuar avanzando en nuestro firme propósito de extender, cada vez en mayor medida, la actividad cultural y social de la Fundación al conjunto de Andalucía». Pulido ha continuado explicando que «en este momento crítico, nuestro histórico compromiso de proteger, conservar y divulgar el legado cultural andaluz, en colaboración con otras instituciones, como es el caso de CajaGranada Fundación, tiene más sentido estratégico que nunca en el contexto del nuevo modelo económico que debemos construir para la reactivación. Esta apuesta de las fundaciones, junto con el nuevo impulso que a mi juicio necesita la cooperación entre instituciones públicas y privadas, tiene el potencial de convertirse en uno de los nuevos motores de desarrollo socioeconómico una vez que la castigada industria cultural y turística pueda remontar el vuelo».

Por último, el presidente de la Fundación Cajasol, que no ha estado presente en la inauguración para evitar desplazamientos, ha puntualizado que «pese a todas las restricciones que estamos viviendo, esta exposición será con total seguridad un acontecimiento cultural de primer orden en Granada en este año, a la vez que una referencia ineludible a la hora de estudiar esta etapa gloriosa del arte español».

María Elena Martín-Vivaldi comenzó su intervención agradeciendo a Cajasol su compromiso con Granada, destacando la importancia de una alianza estratégica que permite que, en momentos tan complicados, podamos seguir desarrollando actividades culturales de la importancia y la belleza de esta exposición.

La presidenta de CajaGranada Fundación destacó que la mayor parte de las piezas, todas ellas de colecciones particulares, se exhiben por primera vez, lo que es todo un lujo para el visitante. Agradeció el préstamo desinteresado de sus propietarios sin cuya generosidad un proyecto de este calado no habría podido llevarse a cabo. Además, hizo especial referencia al cuidado catálogo, que mantendrá la vigencia de los estudios aportados a un periodo, la Granada de la Edad Moderna, que sigue fascinando con sus creaciones únicas y exquisitas.

Maria Elena Martín-Vivaldi terminó su intervención destacando que han sido muchos meses de trabajo en unas condiciones muy complicadas por culpa de la pandemia, lo que le otorga un valor extra y una especial significación a una exposición que es un ejemplo de la labor que realizan las instituciones culturales, trayendo luz y color, arte y creatividad a estos tiempos tan difíciles para todos, en los que la cultura debe ser acicate e inspiración para superar los malos momentos que estamos viviendo.

El comisario de la muestra, J. Javier Gómez Jiménez, puso de manifiesto el doble objetivo de la exposición: «por un lado, hacer disfrutar y sorprender al visitante con una relación de excelentes piezas nunca antes expuestas; y por otro, difundir y promocional el arte barroco granadino, como uno de los periodos más brillantes de nuestra historia». «Así, esta muestra es un compendio de lo que significó en Barroco en Granada desde que surgiera a finales del siglo XVI» añadió.

Igualmente, hizo hincapié en «la calidad de las piezas expuestas, como puede apreciarse en los dos cuadros de Alonso Cano o en la escultura de la María Magdalena de los hermanos García» y en la importancia de «la producción del catálogo que acompaña a la muestra, en el que podemos encontrar rigurosos estudios científicos y fichas catalográficas que permiten tener un mayor conocimiento de las piezas».

Por último, el comisario de la muestra quiso «dar las gracias a CajaGranada Fundación y Fundación Cajasol, por hacer posible esta iniciativa, así como a los coleccionistas que han prestado sus piezas, permitiendo que este importante patrimonio se conozca».

Inéditos del Barroco granadino
El arte granadino del Barroco no cesa de sorprender gracias a relevantes y continuos hallazgos. Así, se presenta un valioso conjunto de pinturas y esculturas procedentes de colecciones particulares; acción que, por sí misma, cobra máximo interés para el público y los especialistas interesados dada la dificultad que supone, a veces, acceder a estas piezas. Pero la condición inédita de las obras exhibidas –a excepción de dos– es lo que verdaderamente constituye el principal reto y aportación de la muestra. De tal forma, se incluyen trabajos de destacables figuras maestras –los hermanos García, Alonso Cano, Bocanegra, Risueño, etc.–, de autores con una escasa producción conocida –caso de Francisco Gómez de Valencia o José de Cieza– y también composiciones anónimas. Unas obras que revelan y suman, a su vez, importantes novedades por constituir tipologías, iconografías, versiones, etc., hasta ahora desconocidas.

De entre la nómina de artistas, especial mención merece nuestro insigne racionero Cano. Su presencia en esta exposición a través de dos maravillosos lienzos, actualmente en una colección madrileña, supone, al margen de su importancia material, un feliz reencuentro temporal con la ciudad de Granada donde originalmente los creó.

Conviene señalar que algunas obras se han catalogado y atribuido por primera vez con la objetividad que es preceptiva. No obstante, queda abierto a debate y mejor revisión los datos expuestos. La falta de documentación específica en algunos casos, ha hecho recurrir a comparativas formales y estilísticas. Un particular ejemplo es la magnífica pieza de San Juan Nepomuceno, que señala la problemática de las obras de arte en busca de autor.

La exposición no se estructura en torno a unos bloques temáticos que narran una historia o sigue un orden cronológico-artístico estricto. Tampoco se ha buscado prevalecer a ningún artista ni incorporar a todos ellos a modo de retrospectiva. Todo ha dependido de la fortuna de conocer y localizar un variado número de piezas lo más miscelánea posible. En este sentido, cada una de las obras seleccionadas cobra afirmación individual, dadas sus altas calidades materiales y cualidades artísticas. Bajo este fundamento, se ofrece una experiencia basada principalmente en la fruición estética; sin duda, un medio eficaz también de conocimiento.

Granada, centro de creación
La exposición ‘Inéditos del Barroco granadino. Pintura y escultura de colecciones particulares’ constituye un notable evento cultural que avanza de forma considerable en dos frentes: por un lado, supone un incremento del conocimiento histórico-artístico relativo a la ciudad de Granada como centro de creación, y por otro, ofrece al visitante y al estudioso la oportunidad de observar una amplia selección de obras procedentes de diversas colecciones privadas españolas.

El nuevo conocimiento se fundamenta en las incorporaciones a los respectivos corpus de relevantes artistas del ámbito granadino, así como en la presentación de datos desconocidos sobre su vida y su obra. En lo relativo a las colecciones que han prestado sus piezas, las hay tanto consolidadas como de jóvenes impulsores, reflejando así un panorama en continua renovación. Se trata, de esta manera, de una singular oportunidad de contemplación y disfrute.

El trabajo expositivo desarrollado compendia la evolución artística de Granada desde finales del siglo XVI hasta bien entrado el siglo XIX. Durante estas intensas centurias, la sociedad granadina participó del nacimiento del naturalismo del primer Barroco con Pablo de Rojas, se turbó e íntimamente se recogió ante las poderosas imágenes de Alonso Cano en la plenitud del movimiento y vio en los trabajos de Manuel González la herencia final del mismo.

Tal proceso queda bien representado con las pinturas y esculturas en muestra, permitiendo observar los contrastes y las similitudes planteadas desde la diversidad del genio creativo de los artífices dentro de una marcada identidad cultural.