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Confitería Rufino abre las puertas de su nuevo establecimiento en Sevilla capital. La histórica pastelería –fundada en Aracena (Huelva) en 1875– inicia así una nueva andadura en la capital hispalense, que contará desde el martes 29 de enero con un punto oficial de venta de su amplia variedad de especialidades artesanas en la Plaza de Cuba, 4 (esquina con calle Génova).
De esta forma, los pasteles de Confitería Rufino llegan oficialmente a Sevilla, una ciudad con la que esta empresa familiar ha mantenido siempre estrechos vínculos. No en vano, sus pasteles, tartas y especialidades elaboradas a diario en el obrador de Aracena por sus maestros pasteleros han tenido Sevilla como destino de forma habitual.
La nueva sede de Confitería Rufino en Sevilla contará con más de medio centenar de variedades elaboradas a diario en el obrador de Aracena, desde donde enviarán las especialidades que podrán ser adquiridas en horario de 10 a 15 horas y de 17 a 20 horas (de lunes a domingo).
Yemas, especiales Rufino, bizcotelas, tocinillos de cielo, cremas, ‘borrachos’, carmelitas, milhojas de merengue o de crema, cremas tostadas, lenguas de obispo, merengues, suspiros de almendra, palmeras, bollos rellenos, cuñas, bollos de leche, magdalenas, cortadillos de cidra… todas las variedades que se elaboran a diario en Confitería Rufino estarán presentes en esta nueva tienda de Sevilla, donde tampoco faltará nuestro delicioso chocolate artesano en sus múltiples variedades o los helados (durante el verano).
Para Pilar Rodríguez, portavoz de Confitería Rufino, la apertura de este nuevo establecimiento es “una deuda que teníamos pendiente con los muchos clientes que nos visitan habitualmente desde Sevilla” en nuestras confiterías de Aracena o Valverde del Camino. “Ellos nos han transmitido la ilusión por dar este paso de gran calado para una empresa familiar y netamente artesana como es la nuestra, pero creemos que el sabor de siempre de Confitería Rufino debía estar en una ciudad como Sevilla”, destaca.
El nuevo establecimiento conserva las señas de identidad propias de la histórica firma de Aracena. De hecho, una réplica de la estantería de principios del siglo XX que se conserva en la confitería aracenense presidirá el nuevo establecimiento de Plaza de Cuba, que mantiene la esencia de esta firma con casi 150 años de vida.
Un poco de historia
Desde que en 1875 Rafael Rufino Santos abriese al público su establecimiento en el número 1 de la, por entonces, calle Badía de Aracena (actual calle Barberos) el trabajo artesano y el sabor inconfundible de los pasteles, tartas y demás especialidades de esta casa han sido su seña de identidad.
De hecho, la mayoría de recetas que se siguen utilizando actualmente en Confitería Rufino son fruto de la fusión de los años y la experiencia de las generaciones posteriores, que dejaron un sello particular a los productos de Confitería Rufino de Aracena vigente en su día a día.
Y de eso tiene buena culpa la familia Rodríguez Romero, con José Luis y Gertrudis a la cabeza, quienes se hicieron cargo de Confitería Rufino el 29 de julio de 1974 de manos de Rafael Rufino Hermoso, nieto del fundador. Ellos no sólo respetaron el sabor inconfundible de esta pastelería centenaria, sino que dieron un paso adelante para ofrecer nuevos sabores y posibilidades con la máxima que rige a esta casa desde sus orígenes: calidad, elaboración artesana e ingredientes naturales por encima de todo.
Actualmente, sus hijos son los responsables de que el sabor inconfundible de los productos de Confitería Rufino siga poniendo de acuerdo a todos. El establecimiento de la calle Constitución de Aracena, que conserva la decoración de las confiterías de principios del siglo XX, cuenta también con una delegación en la vecina Valverde del Camino, donde se abrió un obrador y despacho en 2006. A partir de ahora, se unirá el de Sevilla, en la histórica Plaza de Cuba (esquina con la calle Génova).
En todos ellos pueden encontrar una amplia variedad de especialidades elaboradas a diario, para que la frescura del producto siga vigente y haga del placer de tomar un pastel un privilegio al alcance de todos.