El jueves 21 tuvo lugar en el Centre Pompidou Málaga la presentación pública de la XVII Encuesta sobre Vocación Emprendedora en Andalucía, un especial que elabora desde hace 17 años la revista Andalucía Económica, junto con la escuela de negocios ESIC Business & Marketing School, que analiza el perfil vocacional de los universitarios andaluces en materia de emprendimiento.

El acto contó con las intervenciones de Rocío Blanco, consejera de Empleo, Formación y Trabajo Autónomo de la Junta de Andalucía; Ignacio de la Vega, director de ESIC Málaga; y Alfredo Chávarri, director general Andalucía Económica.

El evento contó con el patrocinio de Cruzcampo, Coca-Cola European Partners y Telefónica; y con la colaboración del Ayuntamiento de Málaga, Centre Pompidou Málaga y Fashion Azafatas.

Puede ver el evento en video en el siguiente enlace:

 

Conclusiones del estudio
A continuación, se presentan las características más destacadas de la última encuesta sobre la vocación emprendedora en Andalucía:
A pesar del impacto de la Covid-19 en la actividad económica, que los universitarios reconocen mayoritariamente, o quizás debido a ello, se consolida el autoempleo como la salida laboral preferida por los universitarios (46%), frente a un 22% más favorable a acceder a un puesto público o al 13% que preferiría trabajar por cuenta ajena en empresas. El coronavirus y sus consecuencias económicas no sólo no han reducido esa aspiración empresarial a medio/largo plazo, sino que parece ser causa de su incremento en 2020.

Además, cuando se expresa esa preferencia por crear un negocio propio, no se habla demasiado a la ligera: Un 42% de quienes expresan su preferencia por el emprendimiento han reflexionado sobre la definición de una idea de negocio en mayor o menor medida –lo que supone un 23% del total de universitarios de Andalucía–.

En este segmento más proclive a emprender destacan perfiles psicológicos más proactivos y creativos que en el resto de los universitarios, aunque no se diferencian de los demás en aversión al riesgo, que está universalmente presente en todo el alumnado actual.

Las motivaciones de ese perfil potencialmente más emprendedor se centran sobre todo en concebir los negocios como una forma de ‘llevar el control’ en un contexto de alta inestabilidad del empleo asalariado (ser su propio jefe, desarrollar ideas y planes propios) o, incluso, como una fuente más segura de independencia económica. Es una generación universitaria que, además, convive con la tecnología y la ve mayoritariamente (96%) como un factor de impulso antes que como una barrera de entrada al ámbito de los negocios por cuenta propia.

Por el contrario, este segmento estudiantil identifica como obstáculos principales a su tendencia al emprendimiento la falta de experiencia empresarial y carencias en formación orientada a la creación de negocios. Únicamente un 33% del alumnado confía en su preparación actual para afrontar un proyecto empresarial.

Esto nos lleva a cómo valoran la aportación de la universidad al desarrollo de vocaciones emprendedoras. En este punto, sólo el 41% de los universitarios está bastante o muy de acuerdo con la afirmación “en la universidad recibo formación adecuada para crear mi propia empresa”. Cuando se profundiza en qué áreas de conocimiento dan más importancia, se detectan demandas mayores de formación en estrategia y organización empresarial (72%), marketing (60%) y contabilidad y finanzas (45%). También expresan mayor interés por claustros de profesores que transmitan su experiencia de las materias impartidas desde una trayectoria profesional en empresas.

Con todo, un notorio 54% confirma que “desde la universidad se ha fomentado una actitud favorable hacia la profesión de empresario”. De hecho, el conjunto de universitarios coincide en estimar positivamente a los emprendedores como “personas que crean riqueza para la sociedad” (valoración con una media por encima de 4 sobre 5, tanto entre estudiantes con vocación emprendedora como entre los que prefieren más el empleo por cuenta ajena).

En definitiva, crear un negocio propio parece ofrecer a los futuros egresados más oportunidades de continuidad y control del destino profesional propio, en un contexto muy inestable para el empleo asalariado. Sin embargo, demandan a la universidad un mayor conocimiento de los mecanismos y requisitos del emprendimiento, que fortalezca su autoconfianza y posibilidades, en compensación a su inexperiencia empresarial.